Risa

Rigoletto es un bufón de la corte. Jorobado, feo, un cuerpo deforme. Él es viudo, después de muchos años todavía de luto por la pérdida de su querida esposa, irremplazable. Y cuando su hija Gilda, su único ser amado, le pregunta acerca de su origen, su familia o sus viejos amigos, permanece en silencio, probablemente avergonzado o resentido. Su vida es triste, él se desprecia a sí mismo. Así se describe el personaje de la ópera de Verdi, Rigoletto.

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Para compensar su propio abatimiento, el hombre ha desarrollado el sarcasmo como un arte, es cínico. Utiliza sus talentos para complacer al duque de Mantua, su señor, un hombre depravado que sólo piensa en seducir a las mujeres y divertirse, sin escrúpulos ni límites. Cuando el duque intenta abiertamente seducir a la condesa Ceprano frente a su marido, Rigoletto se burla del cornudo, ridiculizando su impotencia. Y cuando el Duque está enojado porque Ceprano merodea y evita su intriga con su esposa, Rigoletto sugiere secuestrar a la dama y eliminar al conde. Se excede con la burla, tanto que incluso el duque le aconseja que sea menos impertinente, y los cortesanos le prometen a Ceprano vengarse de él. Pero Rigoletto se jacta de que nadie se atrevería a poner las manos sobre su persona. Protegido por su armadura de cinismo, se siente por encima de todo el mundo. La risa lo protege de su propia miseria, le hace sentirse poderoso, puede hacer sufrir a otros, especialmente aquellos en estado de debilidad.

Poco después de este incidente, un anciano irrumpió en el vestíbulo, enojado con el duque que sedujo a su hija, denunciándolo públicamente. Rigoletto, por supuesto se burla, el hombre es arrestado, y responde maldiciendo al duque y al bufón por burlarse de su justa ira. La maldición aterroriza a Rigoletto, que cree que en la superstición popular de que la maldición de un anciano tiene poder real. A partir de ese momento comienza la tragedia del malvado bufón, la maldición, subrayada con fuerza por la música. El drama se desarrolla con una serie de eventos que llevan a que el duque acabe seduciendo a Gilda y que Rigoletto asesine por error a su propia hija. Orgulloso y ciego, terminó olvidando el peso de la realidad, y las implicaciones morales de la misma. «Vive por la espada, muere por la espada», dice el proverbio. La risa es un licor que fácilmente se vuelve amargo.

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