Preceptos para el juicio racional y el diálogo

Preceptos para el juicio racional y el diálogo

1. Debe aplicarse el principio de razón suficiente: todo lo que es tiene alguna razón de ser, todo lo que no es tiene alguna razón para no ser. Así pues la realidad será abordada preferentemente en modo condicional, hipotético, problemático o dialéctico, más que en modo asertórico y categórico.

 

2. Todo lo que sucede tiene sentido, todos los fenómenos son significativos: no pueden ser tomados exclusivamente en sí mismos, como sucesos aislados, de alguna manera reflejan la naturaleza de la realidad. Por lo tanto, todo lo que hacemos sucede por razones, conscientes o inconscientes, que podemos conocer o ignorar, pero que hay que explorar.

 

3. Los accidentes son simplemente fenómenos cuyas causas, intenciones o condiciones no han sido identificadas, y parecen arbitrarios.

 

4. La indeterminación tiene que ver con el conocimiento, con su naturaleza, sus defectos o sus límites y no de una realidad objetiva tomada en sí misma. Cualquier acontecimiento debe justificarse por el argumento más probable, hasta que dicha exposición sea probada como falsa o insuficiente por sucesos subsiguientes.

 

5. La certeza no es necesaria para establecer una hipótesis válida, porque tal certeza es muy probablemente imposible. La probabilidad es suficiente, la mera posibilidad es insuficiente, excepto para presentar una objeción, cuando se trata de problematizar un enunciado.

 

6. Cualquier juicio es susceptible de revisión dado que la certeza total es una imposibilidad teórica. Todo enunciado es limitado en valor, contenido y aplicación, constreñido por paradigmas determinados y condiciones de posibilidad, incluyendo este enunciado.

 

7. Las excepciones pueden invalidar un juicio en la medida en que son significativas, en número o contenido, de lo contrario sólo confirman la regla. Los accidentes son sucesos que se producen de manera involuntaria e inesperada. Son insignificantes a menos que sean repetitivos, reproducibles o consecuentes, en cuyo caso nuevos principios habrán de hacerse cargo de ellos.

 

8. Para toda acción humana habría que presuponer intenciones y conocimientos, aunque permanezcan inconscientes, salvo prueba en contrario. La mente nunca es neutra: nuestros deseos, sentimientos, emociones y pensamientos conforman nuestra relación con el mundo y con nosotros mismos.

 

9. Todo conocimiento de sucesos y seres puede ser utilizado como acceso a lo real a través de la razón, ya que nada está privado a priori de sentido o significado. Cada ser o suceso particular revela potencialmente la totalidad de lo real.

 

10. La indeterminación sólo se produce en un contexto de determinación. De lo contrario, no tendría sentido, ya que negaría cualquier posibilidad de razón y conocimiento.

 

11. Creencias, opiniones, intuiciones y sentimientos forman el sustrato de nuestro ser y nuestro pensamiento, pero deben permanecer abiertos a cualquier argumento, razón o evidencia producidos, directa o indirectamente, por nuestras propias observaciones y pensamientos o por otras personas, en la medida en que estas contribuciones parezcan fundamentadas.

 

12. Nuestras visiones personales del mundo constituyen la base de nuestro propio pensamiento, pero esa perspectiva particular debe ser consciente de la alteridad, permanecer abierta al sentido común, a la realidad objetiva y a otras perspectivas singulares, para poder ser ampliada, revisada y mejorada. Nuestras visiones particulares de la realidad deben ser consideradas desde el punto de vista de sus propios límites, desde el exterior

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *